1.5 Secretos de Nueva Inglaterra (parte V)

Tras un par de meses de investigaciones, finalmente los investigadores se reúnen en la sacristía de la Iglesia de Saint Mary de la Pickman Street, Arkham, donde el padre O’Riley dispone un pequeño cuarto donde reunirse a la luz de un quinqué. Casi anochece a las 5 de la tarde de ese 23 de diciembre de 1920. Mientras el resto del mundo se prepara para las celebraciones de la Navidad, no hay ningún atisbo de los festejos en los rostros serios de los investigadores. Uno a uno, exponen los descubrimientos a los que han llegado por separado durante este tiempo:

Del grupo de brujos relacionados en los juicios de Salem e investigados, se cree que 4 de ellos no fueron condenados ni ajusticiados jamás: Meditable Clemente (una mujer), Simon Orne, Jonathan Abediah (o Bernardo Diaz) y Joseph Curwen. De los 3 primeros no se obtuvo rastro alguno, pero del último se dispuso de la siguiente información, parte de la cual eran todavía conjeturas.

- Muerto por un grupo de ciudadanos de Boston, se le enterró en una tumba sin nombre en algún cementerio de la parte vieja de la ciudad. Tras investigar durante días, David, Boris y el padre O’riley siguieron una tenue pista basada en un comentario encontrado por uno de los peones que excavó la tumba para el entierro: “excavamos una fosa para el Sr. Curwen bajo unos robles”. El único cementerio de Boston con esos árboles no resultó ser otro que el de SouthWoods, pero tardaron varios días en llegar a esa conclusión. Antes de pasar a la acción, algunas de las personas interrogadas durante las investigaciones recordaban que las mismas preguntas que hacían los investigadores ahora, las había realizado un misterioso personaje rubio con ojos azules hará unos 10 o 12 años. Finalmente, tras una macabra incursión nocturna al camposanto encontraron la supuesta tumba de Joseph Curwen, escondida y olvidada por asustados ciudadanos hace más de 200 años. A la luz de los fanales, protegiéndolos del viento y la fría llovizna nocturna, descubrieron que el ataúd había sido vaciado no hacia demasiado tiempo y estaba vacío. Por supuesto, investigando a partir del día siguiente en los periódicos de fechados en una década anterior, comprobaron que alguien había profanado la misma tumba que ellos, concretamente en el año 1909.

- Siguiendo la pista del supuesto retrato mencionado en las crónicas de la ciudad les llevó a la primera de las residencias que Curwen había ocupado en el siglo XVIII, situaba en la Calle Olney Court. Tras negociar con los actuales inquilinos de la vieja mansión, una familia de franceses, y tras contratar un grupo de especialistas en restauración (no muy baratos, por cierto) consiguieron descubrir el famoso cuadro de Curwen situado sobre la chimenea, recubierto por una gruesa capa de yeso. David tomó varias fotografías como prueba de ello, sorprendiéndose todos del buen estado de conservación del mismo.Fotografía tomada por David del salón de la vieja mansión, con el retrato de Curwen sobre la chimenea

Fotografía ampliada del retrato de Joseph Curwen

- La otra residencia de Curwen en Boston correspondía, siguiendo las indicaciones de los escritos, a una granja en las afueras de la ciudad, situada a orillas del río Nantucket. Actualmente se levanta la universidad de Harvard en las cercanías y la zona corresponde al barrio acomodado de la ciudad, y la finca donde otrora existiera la supuesta granja donde Curwen realizaba extraños experimentos ahora estaba ocupada por un moderno edificio de madera de 3 plantas que correspondía a la sede de la “Orden Hermética del Crepúsculo de Plata”.

- Sobre la Orden encontraron abundante información en los periódicos y revistas. La orden era un foro de debate filosófico y científico en el que los miembros compartían conocimientos y opiniones, en un ambiente fraternal de respeto y armonía, al menos eso es lo que informaban las revistas, los artículos de periódico y los miembros mas recientes de la organización. Los más ilustres miembros de la sociedad pertenecen a la orden, destacando actores, escritores, algún político y pensador de fama nacional. Fue fundada en 1910 (justo un año después de le profanación de la tumba de Curwen y pocos antes de las profanaciones de las tumbas de, entre otros, el Juez Gedney y Amity Howe, juez y testigo acusador en los juicios de Salem) por dos curiosos personajes:

o un tal John Scott, hombre de negocios de nacionalidad británica proveniente de Glasgow, Escocia, afincado en Boston en 1909! del que se desconocen antecedentes en Norteamérica,

o y por un tal Karl Stanford, del que poco o nada se sabe antes de la fundación de la orden.

- Asombrados por la información recién descubierta, David encontró fotografías publicadas de John Scott constatando con horror que el parecido con el supuesto retrato de Curwen tomado de la finca de Olney Court era prácticamente exacto. Las pocas imágenes públicas encontradas de Stanford mostraban a éste con un aspecto mas refinado que su compañero, mostrando una persona de cabellos y ojos claros pero de mirada astuta y cruel. ¿Era posible que el Joseph Curwen de los viejos relatos ocultados a propósito por aquellos ciudadanos que una vez lucharon contra él fuera el mismo que ahora dirige la Orden Hermética del Crepúsculo de Plata? ¿Sería posible que el que una vez fue asesinado por sus impíos y aborrecibles experimentos hubiera resucitado, tal como lo hicieran Martin Helverson y los horribles personajes del sótano de Michael Felder? Y si fuera cierto que tales abominaciones son posibles, ¿Habría sido Karl Stanford el que lo reviviera, investigando el lugar de su tumba y profanándola una noche para luego realizar sobre el cadáver un oscuro hechizo de resurrección? ¿Serían ciertas todas las leyendas descubiertas sobre Curwen y sus experimentos, así como las historias que hablaban de los subterráneos y laberintos interminables bajo la granja de Curwen? ¿Y que hubo sucedido con el resto de miembros del aquelarre que no fueron condenados, compañeros en lo oculto y en lo demoníaco de Joseph Curwen y del misterioso maestro de ceremonias? ¿Habrían muerto en realidad o siguen vagando por el mundo, entre nosotros, ocultos y anónimos, ostentando en secreto un malvado propósito indescifrable? ¿Podría ser Karl Stanford el famoso Simon Orne, o Bernardo Diaz o la supuesta bruja Meditable Clemente a quien nadie ha visto desde hace dos siglos? Todo este torbellino de preguntas sin respuesta atormentaba las mentes del grupo a quien el amanecer descubría aún sumido en tribulaciones y terribles fantasías que se temían demasiado reales.

Apuntando como centro de todas las sospechas a la Orden y a su Jefe John Scott, y quizás también a Karl Stanford, decidieron por votación actuar a partir de esa misma noche. Considerando válidas las historias escritas por Eleazar Smith, observarían el edificio de la orden vigilando las entradas y salidas y buscarían la supuesta entrada secreta a los subterráneos ubicada fuera de la finca y en los alrededores del río.

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