La primera partida.

Y finalmente realizamos nuestra primera partida. Ay!..... creo que no me acuerdo demasiado bien, la verdad. A ver si alguien recuerda mas que yo.

Creo que fue en casa del Miguel, aun no habían empezado las clases porque era justo después de comer, diria que la madre del miguel trabajaba por las tardes. Asi que, reunidos los tres alrededor de la mesa del comedor, con el tocadiscos aquel analógico en mueble y el cuadro fotomontaje del Miguel niño difuminado sobre el Miguel mozalbete ;) alrededor nuestro, empezamos nuestras aventuras.

El peso de la responsabilidad de hacer de Master recayó sobre las capaces espaldas del Villa que, tras horas y horas de intenso estudio del reglamento, se declaró voluntario para ese duro e importante cometido, decisión que tanto el Miguel como un servidor no nos atrevimos a rechistar.

Asi pues, manos a la obra, a hacer los PJs. Y claro, como solo éramos dos, pues creo que solicitamos permiso al todopoderoso Villa, ya oculto tras la pantalla obtenida con la compra del Suplemento El señor de las Runas, para hacernos no uno, sino DOS!!! Personajes, con los que queríamos suplir cualquier tipo de adversidad en nuestras correrías. Creo que mis dos primeros personajes eran un humano y un elfo, o eran dos humanos, no me acuerdo.

Empezamos a jugar en la aldea de Jotenheim, en el modulo que venia con el básico: “La Hechicera Negra”. Que buena pinta tenía, la verdad es que no se que paso, pero creo que en el primer enfrentamiento en la posada el pulgar del gigante, fuimos atacados los dos (o mejor dicho, los cuatro) por los rufianes que querían raptar a “Torrente”!!!!! (si, si , ese era el nombre de la niña a la que la hechicera quería sacrificar, cosas de la vida, quien lo iba a saber que años mas tarde ese nombre significaría otra cosa). Bueno, el caso es que creo que al primer envite, mis dos personajes perdieron ambos brazos en uno o dos golpes de maza. Absurdo, verdad? La partida duro media ensangrentada hora, en la que los 4 pjs murieron casi al unísono.

Mas tarde, creo que charlando entre nosotros (en realidad el Cabrón del Master no paraba de reírse de nosotros porque según el había demostrado su superioridad con las armas y decía que los niños del pueblo jugaban al fútbol con nuestros brazos, haciéndolos servir de porterías, mientras que la pelota era una de nuestras cabezas, y nosotros le decíamos que era eso: un master Cabrón) acabamos descubriendo que habíamos empleado las reglas fatal:
- Primero: ¿Como cojones había sido posible que dos mazas seccionaran de cuajo ocho brazos en apenas dos o tres golpes?
- Segundo: Nos dimos cuenta que no habíamos aplicado la regla de los puntos de armadura, por lo que no deberíamos haber muerto en el 2º o 3er asalto, sino que lo hubiéramos hecho al menos en el 5º o el 6º. Nuestro honor estaba en juego.
- Finalmente, analizamos lo sucedido y nos pusimos de acuerdo en que la única regla que nos conocíamos de memoria era la del corte de los miembros. Vaya tela!!!!

En fin, como experiencia creo que fue aleccionadora. Estuvo bien, pero no sería la única partida de este tipo……..