2.3 Un desgraciado accidente (o como jugar al Arkanoid con granadas)

Oceano Atlántico, a bordo del Mauritania, martes día 25 de enero (un desgraciado accidente)


Por la mañana me levanto a mear y compruebo que esa noche he descargado amor, por lo que parece que no está todo tan mal y al final hay algo que sale bien. Espero no tener descendencia de esta, puesto que puede salir cualquier criatura extraña después del extraño polvo y de todo por lo que he pasado, al menos aquí nadie sabe mi nombre y todos me conocen como Garthe Knight.

Vamos a desayunar, busco a la escritora pero no está, aunque nadie dice tampoco que haya aparecido muerta. Mis compañeros me cuentan que la noche anterior escucharon a alguien husmeando en la puerta de la habitación del profesor Karloff/Strogoff, que cuando este gritó se asustó y cuando acudió Matt ya había escapado. Matt y el profesor Karloff deciden dormir juntos a partir de esta noche, me resulta un poco extraño pero ellos dicen que así están vigilando por si viene alguien y protegen el libro, miro al padre O’Ryan/Marx y veo que le resulta también un poco raro. Aunque después de la irrupción en mi cuarto de anoche ya nada me sorprende de esta gente, no son mala gente pero sí un poco raros.

Mientras desayuno con mis compañeros trazamos el plan de viaje con lo que haremos. Respecto a los libros del profesor suicida, decidimos que esperaremos o bien a la noche en que se hará la fiesta de disfraces y podremos tener el camino más despejado a las oficinas o bien a la cena de despedida para que si se lía no se dé nadie cuenta hasta que hayamos bajado del barco. Para hoy el profesor Karloff/Strogoff decide que seguirá leyendo el libro y Matt decide estar con él para “vigilar”. Por su parte el padre O’Ryan/Marx sigue empeñado, para mi extrañeza, en el cura que se cuela en primera y quiere seguir investigando.

Yo por mi parte decido matar el tiempo en tonterías para hacer más ameno el viaje y me voy a la terraza del barco a ver la partida de tejo que juega esta mañana el conde ruso contra un empleado suyo. Llego antes de tiempo y, para mi desgracia, encuentro una tumbona vacía justo al lado de la pista. En la tumbona contigua hay un hombre con el que ha estado hablando Matt que luego sé que lleva un medallón extraño en forma de estrella al que saludo. Empieza la partida conmigo al lado y en ese momento veo al cura al que investiga el padre detrás de la cuerda que separa a los espectadores, parece que se ha vuelto a colar en primera.

En un momento se lía todo, primero hay un hombre de aspecto eslavo que saca una pistola dispuesto a disparar al conde ruso, dice algo en ruso, pero no le da tiempo de más, ya que los guardaespaldas del conde lo reducen (la reducción es total porque se lo cargan). En ese momento me giro rápidamente hacia el cura y para mi sorpresa lo que había visto no era más que una maniobra de distracción, veo como el cura lanza algo hacia nosotros mientras suelta una retahíla de palabras que no entiendo y se tira por la borda. Miro hacia lo que ha lanzado y veo que es ¡¡¡una granada!!!, al final el padre O’Ryan/Marx tenía razón al sospechar de este cabrón, me arrepiento de no haberle hecho caso en su momento y de haberme ido por los bares en busca del amor. Estoy al lado del conde que tiene una granada en los pies, en una puta tumbona rodeado de gente y no tengo escapatoria, huir no es posible, solo se me ocurre una solución.

La solución es tirar la granada por la borda, parece una buena solución, pero para una vez que la decisión es buena falla la ejecución. Cojo la granada y la tiro, pero presa de los nervios de la situación, lo que debería ser tan sencillo como tirar un objeto por la borda se convierte en una odisea. Yerro el tiro y la granada rebota en la barandilla y vuelve hacia nosotros, explotando solo unos metros más lejos de lo que estaba. LA explosión mata a un guardaespaldas y nos hiere al conde y a mí gravemente, el otro jugador del tejo sale menos perjudicado aunque también con daños.

En el barco se lia parda, resulta que eran unos bolcheviques que querían atentar contra el conde, son los que estaban en la habitación que fuimos a ver ayer. Como resulto gravemente herido me llevan a la enfermería del barco, parece que mis aventuras a bordo van a acabar aquí. Estoy con el ruso a mi lado, pero está demasiado hecho polvo para hablar conmigo, mientras duerme habla solo pero es en ruso y no entiendo nada.

Mis compañeros se enteran de lo sucedido y vienen a verme, se ríen de cómo he llegado a esta situación y trazan los planes para la noche. Los acontecimientos hacen que se haya suspendido el baile de disfraces por lo que el asalto al libro del profesor tendrá que esperar, además el misterio del cura que viajaba en tercera clase y se le veía por primera ya se ha desvelado. Deciden dormir el profesor y Matt en el mismo cuarto, parece que les hace ilusión porque noto un brillo en sus ojos, para controlar los posibles curiosos de la noche.

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