2.2 La muerte los persigue.

Oceano Atlántico, a bordo del Mauritania, lunes día 24 de enero (la muerte nos persigue)


Por la mañana hay mucho revuelo en el barco, desayunamos con el agente de seguros, cuyo nombre es John Maklin y le preguntamos que es lo que ha pasado y nos cuentan que el profesor ha aparecido ahorcado en su camarote. Esto ha armado un buen revuelo, otro cadáver de un inocente más (o eso aparenta) que sumar a la lista. Junto a él aparece una nota que dice que ya ha visto demasiado y no lo puede soportar más. La verdad es que no me lo esperaba, pero no puedo decir que me sorprenda, hasta en el océano a miles de kilómetros de todo la muerte está a nuestro alrededor.

En ese momento no reacciono como debería y no se me ocurre ir a investigar al camarote, mis compañeros tampoco comentan nada. Y para cuando queremos ir allí ya se han llevado la información que nos podía interesar, no quedan libros ni nada de lo utilizado en el ritual. Maldigo la oportunidad perdida, tengo que ser más rápido la próxima vez, ya que no en muchas ocasiones tenemos a nuestra alcance información que nos haya acercado tanto a lo que buscamos. Sus efectos personales, que incluyen el libro que se utilizó en el ritual de la noche anterior, se nos han escapado por tontos y han sido llevados a las oficinas del barco donde quedan bajo la custodia del sobrecargo llamado Malcolm Pinku.

Por la mañana se inicia una investigación al respecto de lo sucedido. La investigación es llevada a cabo por el sobrecargo, que decide interrogarnos a mí y a Miguel Strogoff (el hombre anteriormente llamado profesor Karloff). Nos lleva a su oficina y nos pregunta que es lo que hicimos con el profesor la noche anterior. Decidimos que mentir será lo menos problemático, ya que sino habría que dar demasiadas explicaciones y le explicamos que encontramos que teníamos como afición común la astronomía y que por eso fuimos a su cuarto a tomar un té y a hablar al respecto. No mentimos acerca de que abandonamos su habitación a las 11 de la noche y que en ese momento estaba vivo, aunque no decimos que ya no estaba en su sano juicio para entonces. Por último intento camelarme al sobrecargo, que parece poco espabilado, para que me deje acceder a los libros del profesor. Le explico que son libros de astronomía que quiero consultar para entretenerme en el viaje, pero no es tan tonto y no cuela. De todas formas me dice que se le entregarán a su primo Mike Patterson en Londres y que los guarda él, por lo que ya tenemos algo a investigar.

El resto del día, mientras el profesor Strogoff estudia el libro y Walters decide ir por su cuenta, me lo paso con el padre Marx (el cura antes conocido como padre O’Ryan), que no sé si por aburrimiento o por defecto profesional se ha obsesionado con otro cura como él, pero este con aspecto extraño que pulula por el barco y que al intentar hablar con él ha huido. Preguntamos por curas a bordo en las oficinas del barco consultando la lista de pasajeros, gracias a un empujoncito económico del “padre” Marx. Sorprendentemente a bordo en primera no hay ningún cura, lo que resulta extraño, ya que el resto de pasajeros no tiene acceso a primera clase. Tras consultar el resto de pasajeros conseguimos averiguar que solo hay 2 curas a bordo del Mauritania viajando en 3ª clase, conseguimos su número de camarote y decidimos investigar.

El primer camarote es el Z32 donde se acomoda el cura Abraham Jack, nos abre el propio cura y resultó no ser el que buscábamos, para quitárnoslo de encima el Padre O'Ryan queda en ir a confesarse durante el viaje para purgar sus pecados y nos vamos de allí. Buscamos a John Smith se el camarote M21, y tras insistir en llamar, nos abre un tio de aspecto eslavo con aspecto desaliñado, sin afeitar y no muy limpio, pero no es el cura que buscamos y nos da con la puerta en las narices.

Al regresar hacia la zona de primera tenemos la sensación que nos están siguiendo, al sentirlo nos paramos y vemos pasar un tío desaliñado con aspecto eslavo pero no es ni el cura ni el del camarote. Tras eso el padre O'Ryan/Marx insiste en seguir buscando, pero yo pienso que la búsqueda del cura es una chorrada, me harto y decido ir por los bares hasta la hora de cenar.

Antes de la hora de la cena planificamos con todo el grupo como acceder a las oficinas del barco para poder tener acceso a los libros del profesor custodiados por el sobrecargo aprovechando que esta noche hacen una obra de teatro en el barco. No tenemos aún muy claro el plan a la hora de cenar cuando vamos al restaurante.

En la cena vuelvo a encontrarme con la escritora que dejé colgada la noche anterior, me excuso por ello y me ofrezco a acompañarla tomando algo en el bar. Ella accede y vamos al bar, en ese momento dejo de lado el plan y me centro en lo que me quedó pendiente de la noche anterior. Respecto al plan de conseguir los libros quedo con mis compañeros que yo vigilo en el bar por si aparece por allí el sobrecargo, en caso de ver a un contramaestre también se lo diré, ya que el padre Marx parece que lo está buscando.

La noche resulta curiosa, empieza bien, parece que a la escritora parece gustarle mi compañía, después de un rápido repaso visual, concluyo que voy por ella. Le propongo ir a la obra de teatro pero ella prefiere ir directos a mi cuarto, lo que ahorrará tiempo y esfuerzo. Al entrar en mi cuarto, antes de que yo pueda iniciar mi ataque, ella entra en acción y despliega todos sus encantos de leona, yo lógicamente accedo. Acabamos haciendo guarrerías en mi cama de manera exitosa, pero en ese momento, mientras ella está encima de mí, empiezo a ver como en el techo aparecen gusanos y otros bichos, como a ella de la espalda le aparecen tentáculos, y como sus manos se van transformando en garras. Primero me asusto y dudo al respecto de que hacer, no puedo creer que incluso en esta situación y tan lejos de todo me esté pasando esto otra vez. Pero después de dudarlo pienso como hombre, que un polvo es un polvo y que si hay que palmar, al menos lo haré follando, por lo que decido no hacer nada y tirar p’alante con el tema.

Me despierto asustado, gritando, no sé si es un sueño o es real, estoy solo tumbado en mi cama, son las tantas de la mañana, no sé bien que ha pasado pero parece que estoy vivo, miro a mi alrededor y no hay nadie más aunque en la mesita hay unos pendientes de mujer. En ese momento irrumpen en mi cuarto mis compañeros con Matt Walters al frente como si fuera el ejército, asustados porque habían oído gritos. Nos echamos unas risas pensando lo que podían haber encontrado si los gritos no fueran de miedo sino de placer, todo esto nos está haciendo ver fantasmas en todas partes.

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